Capítulo 02.
Una nueva mañana, una nueva oportunidad de salir de aquel infierno, para su buena suerte, Seonghwa no estaba a su lado, buscó en su armario su mochila del día anterior, asegurándose de que todo esté en su sitio y que él no haya visto lo que tenía.
Se puso un buzo negro y salió de la casa sin que su suegra lo viera, caminó por las calles, llegando a una de las tiendas del centro comercial, buscaría trabajo de cualquier cosa, así sea como barrendero.
—Vaya, un joven chico y muy hermoso para trabajar en mi tienda —habló la señora.
—Muchas gracias por el halago señora.
—Oh no, llámame Eunsang.
—Si Eunsang, entonces... ¿Tengo el trabajo?
—Claro, si aceptas pasar esta noche por mi departamento.
—¿Disculpe?
—Mira, si aceptas, te pago hasta el doble de lo que ofrezco.
—¡¿Está loca?!
Furioso salió de la tienda, aún tenía que ver otros sitios, pero su teléfono empezó a sonar repetidas veces, ya sabía lo que se venía encima, reclamos y más reclamos, pero también sabía que después de lo que había pasado el día anterior, no podía molestarlo.
Tomó un taxi y regresó a su casa, si es que podía decirle casa.
—¿Dónde mierda estabas, Park Jimin? —lo tomó de las mejillas con fuerza.
—Y-Yo... fui al sastre.
—No me mientas.
—No lo hago, Seonghwa, te lo juro.
—Entonces, mi amor —ironizó—. ¿Qué mierda significa este periódico? ¿Quieres dejarme?
—Seonghwa... escúchame, las cosas no son así.
—¿No? ¿Crees que me harás quedar como imbécil? —lo tiró a la cama y se subió encima, demasiado enojado—. ¡Tú no me dejarás como lo hizo Yuna!
—Cálmate por favor, me lastimas y lastimas al b-
—¡Tú no me ordenas! ¡Yo trabajo todo el puto día para que tengas todo y no salgas de la casa!
Dicho esto, solo se escucharon gritos desgarradores saliendo de la habitación de aquella pareja, aunque Jimin gritó, lloró, suplicó, nadie entró a salvarlo. Seonghwa salió furioso de su casa dejándolo encerrado.
Jimin estaba débil, llorando en el suelo, sin poder moverse, se arrastró por el suelo hasta que finalmente sintió la puerta, pero no pudo abrirla, la sangre se hizo presente y eso lo hizo desesperarse aún más.
—Mi hijo hizo bien en darte tu merecido.
—Señora... ¡ayúdeme por favor, se lo suplico! —gritó a través de puerta.
—¡No! ¡Debes ser un buen esposo y quedarte en casa esperando a tu marido!
—¡Por favor, me estoy muriendo! —lloró.
La anciana iba a responder, pero la mano de Jimin chocó con el vidrio de la puerta, mostrando sangre, eso hizo que la longeva se asustara y diera un paso atrás. Rápidamente buscó las llaves para abrir la puerta, si ese niño moría, no quería ser cómplice y menos que su hijo fuera encarcelado.
El pelinegro estaba desvanecido en el suelo, con sangre cerca a su pequeño cuerpo, su suegra al verlo tan mal llamó a una ambulancia, temía lo peor, temía que estuviera muerto, aunque llamó a su hijo interminables veces, él nunca le contestó.
La ambulancia llego 15 minutos después, pero al ver el cuerpo en el suelo, se apresuraron a subirlo y llevarlo al hospital, pero era tarde, demasiado tarde.
—Doctora... yo estoy esperando un bebé. ¿Cómo está mi hijo?
La doctora suspiró viendo aquel joven, que parecía tan frágil e indefenso.
—Lo siento mucho... tuvimos que hacerle un legrado, usted venía en muy malas condiciones, no pudimos hacer nada.
—¿Era niño o niña?
—No se supo, ni siquiera cumplió las 5 semanas.
—Gracias doctora —giró su cabeza a un lado intentando no llorar delante de la desconocida.
—También debo decirle que estos casos, donde los hombres llevan al bebé en el vientre, son muy pocos —lo vio con pena—. Usted no podrá tener hijos nunca más.
—Ya no diga más —susurró—. Gracias.
—Intente descansar, no hacer movimientos bruscos ni nada —se dispuso a salir—. Si quiere una recomendación, denuncie a quien le hizo este daño.
—Yo... no puedo hacerlo, porque luego lo dejarán libre y mi vida será peor —suspiró—. Yo ya sé que hacer y le aseguro que este infierno se acabará pronto.
La doctora no dijo nada más y salió de la habitación, esa noche pudo dormir tranquilo, sin tener que soportar la presencia de Seonghwa, sin tener que soportar su asquerosa presencia como todas las noches.
✧✦✧
Al día siguiente, Jimin fue dado de alta, sentía que la vida ya no le alcanzaba, su cuerpo le dolía, pero más le dolía el alma, quizá era su momento de huir, de escapar, de ya no regresar a ese infierno, pero nuevamente vio todas sus posibilidades y eran nulas.
Minutos después llegó a su "hogar" y sin decir nada fue a su habitación, se quitó la ropa del día anterior y se dio una ducha.
No tenía porqué seguir luchando o porqué seguir viviendo, miró en su closet
—¿Bebé? Mi mamá me dijo que ayer fuiste al hospital.
No respondió.
—Perdón por lo que te hice, yo... tengo miedo de perderte, como perdí a tu hermana —lo sentó en la cama y se puso de cuclillas—. Mira... si deseas trabajar te lo voy a permitir. ¿Bien?
Jimin se rió irónicamente y se levantó buscando nuevamente su ropa, estaba decidido a no usar buzos, ya no, iba a vestirse como a él se le diera la gana.
—No me digas que te vas a vestir como si fueras un hombre de la calle.
—A partir de ahora, voy a vestirme como se me dé la puta gana y tú no me vas a joder más, porque si lo haces, te voy a dejar tal y como lo hizo mi hermana. ¿Entendido?
Seonghwa estaba arrepentido, pero no porque realmente lo sintiera, sino porque no quería volver a sentirse solo, estaba consiente que cuando se casó con Jimin, el menor lo amaba de una forma que Yuna jamás lo hizo, el único problema era que él no amaba a nadie más que a Yuna.
Maldita la hora en que lo dejó.
El mayor no dijo nada más y salió de la habitación, si quería retenerlo, iba a tener que acceder a que trabajara, le guste o no le guste.
Jimin suspiró más tranquilo cuando se fue, decidió ponerse unos pantalones negros de vestir y una camisa celeste, junto a unos zapatos negros. Al salir del hospital, recibió una llamada de Jaebeom, indicándole que uno de sus clientes buscaba a un asistente, así que si, posiblemente ese iba a ser el primer paso para escapar de su calvario.
Se puso un poco de base, sobre las notables marcas moradas de su rostro y fue directo hacia el enorme edificio que el estilista le dijo "BANG FIRM" claro que se sintió fuera del lugar cuando vio lo lujoso que era por fuera.
—Buenos días, busco a... —frunció el ceño buscando el nombre en su teléfono—. Al abogado Kim Seokjin, es por el empleo de asistente.
—Claro, sígame —la recepcionista lo guió por el ascensor y lo hizo subir, presionando el último piso—. La primera puerta a la derecha es la oficina del licenciado Kim.
—Gracias.
Estaba nervioso, tal vez tampoco lo aceptarían, tal vez este no iba a ser su día, quizá debía darse la vuelta, buscar un trabajo no tan costoso, porque claro que ahí todos debían tener estudios, maestrías, postgrados y él ni siquiera había acabado la universidad.
—Primera puerta a la izquierda —caminó hacia el lado contrario de donde le habían dicho—. ¿Señor Kim? — entró a la oficina, encontrándose con un hombre alto, de cabello negro, en una situación algo comprometedora con quien creía que era una de las empleadas.
—¿No sabes tocar? —dijo la voz de aquella mujer.
—Lo siento, señor Kim, no quería interrumpirlo.
—Yo no soy el señor Kim.
—Oh Dios... perdón yo-
—Giselle, por favor retírate.
—Pero Jung-
—Licenciado Jeon.
—Disculpe licenciado Jeon —se retiró de mala gana.
—Te llevaré a la oficina de Taehyung, pero no es en este piso —le sonrió sin quitarle la vista de encima.
—No... yo busco a Kim Seokjin.
—Entiendo, entonces te equivocaste de dirección.
—¿Él no trabaja aquí?
Jungkook se comenzó a reír ante la ocurrencia tan inocente del pelinegro que tenía al frente suyo.
—Jin está en la oficina de al lado, ven —metió las manos en sus bolsillos y lo guio hasta el lugar, tocando la puerta—. Por cierto, soy Jeon Jungkook, un gusto.
—Mmm... soy Park Jimin, el gusto es mío.
Por alguna razón, Jungkook no podía dejar de mirar a Jimin, sus labios rosados, su cabello bien peinado, y esa sonrisa tímida que le parecía tan tierna, pero había algo en él que no lo convencía del todo.
—Debes ser Jimin, ¿no? —le sonrió el alto una vez que abrió la puerta—. Ven entra, gracias Jeon, ve a atender tus casos.
—Permiso, Kim.
Seokjin rodó los ojos divertido mientras Jimin entraba a la oficina.
—Te mostraré cuales serán tus deberes como mi asistente.
—¿Ya tengo el trabajo?
—Claro que sí, Jaebeom me explicó que deseas trabajar y que eres una persona muy dedicada, así que, ¡bienvenido a tu primer día! —le dijo contento.
—No lo voy a decepcionar señor Kim, muchísimas gracias.
—Sin formalidades Park —fingió seriedad—. Llámame Jin, no quiero que solo seamos jefe y trabajador, espero que seamos amigos.
Jimin le sonrió nuevamente, porque sí, definitivamente este iba a ser su primer paso para ser libre, para recuperar su felicidad, lejos del monstruo de su esposo, lejos de ese calvario, tal vez trabajando 6 meses en tremendo edificio, podría ganar lo suficiente para escapar, para tener su propio departamento, ser independiente.
A pesar del vacío que estaba sintiendo por la perdida de su bebé, sentía que algo renacía en su corazón, esperanza.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro